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Tabla de contenidos
Generalidades
Los helomas, coloquialmente conocidos como “callos”, son una alteración frecuente en la piel que afecta a determinadas partes del pie, generando dolor intenso a la compresión directa, al caminar, e incluso provocan dificultad a la hora de emplear determinados calzados. Dicho dolor está generado por la formación de una hiperqueratosis local, es decir, por la acumulación de queratina en un punto de la capa superficial de la piel.
Con mayor frecuencia estas lesiones afectan a la zona del antepié, sin embargo pueden darse en cualquier zona del pie, desde el talón hasta los dedos. Existen numerosos tipos de helomas en función de la apariencia y zona del pie en la que aparezcan, siendo los más frecuentes el heloma plantar, interdigital y dorsal.
Aunque son menos frecuentes, también existen otros tipos de helomas, como el heloma neurofibroso, de inclusión, vascular, subungueal y periungueal, entre otros.
La principal causa de la formación de la hiperqueratosis está asociada a un aumento de presión, microtraumatismos repetitivos y fricción en determinadas zonas del pie, más frecuentemente sobre un punto próximo a una prominencia en el hueso. Los factores que desencadenan este exceso de presión en el pie suelen ser:
- Alteraciones en la estructura del hueso: presencia de exostosis (“pico” en el hueso) en alguna de las falanges del dedo, patologías reumáticas, etc.
- Calzado inadecuado: demasiado estrecho en la zona del antepié, mal ajustado, con tacón excesivo, o fabricado con materiales inadecuados.
- Alteraciones en la posición de los dedos: dedos en garra, martillo, supraducto, metarasiano en flexión plantar, etc.
- Alteraciones biomecánicas: una o varias zona del pie recibe más presión de la que debe al caminar.
- Otros factores: excesiva deshidratación de la piel, hiperhidrosis (sudoración).
Es de gran importancia tener en cuenta la localización, aspecto, y sintomatología del heloma para llevar a cabo un correcto diagnóstico, ya que en algunos casos puede dar lugar a confusión por la similitud a otras patologías de la piel como la verruga plantar, poroqueratoma, infecciones interdigitales, etc. Ante la sospecha de una alteración en el hueso (exostosis, hipertrofias, etc.) se podrán llevar a cabo pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento
Debemos tener en cuenta que, mientras exista el factor que ha provocado el proceso de formación del heloma, este puede volver a aparecer, por lo que para obtener una solución definitiva, debemos conocer cuál es el desencadenante de la lesión, para evitar que pueda reaparecer. La elección del tratamiento variará en función del tipo de heloma, localización, tiempo de evolución y sintomatología, ya que existen diferentes métodos:
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Tratamiento quiropodológico.
Consiste en la deslaminación de la hiperqueratosis y enucleación completa del heloma causante del dolor. Este procedimiento se lleva a cabo en la consulta habitual, mediante bisturí y otros instrumentales podológicos sin necesidad de emplear anestésicos locales, obteniendo un alivio inmediato de la sintomatología.
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Tratamiento ortopodológico.
- Heloma dorsal e interdigital: ortesis de silicona (separadores) con el fin de reducir la presión, fricción o un incorrecto alineamiento de los dedos.
- Heloma plantar: soportes plantares (plantillas) con el fin de corregir cualquier alteración biomecánica que durante la marcha esté provocando la aparición del heloma por un exceso de presiones plantares.
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Tratamiento quirúrgico.
En la mayoría de los casos, es el tratamiento más resolutivo. Previamente se ha de realizar una radiografía y observar que la zona en la que se encuentra el heloma coincide con una alteración en la forma del hueso o en la estructura de la articulación. Estos procedimientos son seguros, se llevan a cabo bajo anestesia local, sin necesidad de ingreso hospitalario y con un tiempo de recuperación muy escaso.
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- Heloma interdigital: Eliminación de la exóstosis, hipertrofía u otras alteraciones en la morfología del hueso.
- Heloma dorsal y plantar: Corrección de una incorrecta alineación de los dedos (dedo en garra, martillo, etc) y metatarsianos.
Prevención
- Utilización de calzado adecuado, que se ajuste correctamente al número de pie, con una horma lo suficientemente ancha para que los dedos no se encuentren comprimidos entre sí, y una altura de tacón moderada
- No aplicar callicidas ni apósitos hidrocoloides, ya que pueden fomentar la maceración de la piel, empeorando el pronóstico de la lesión y pudiendo llegar a provocar úlceras en la zona afectada.
- Acudir a consulta podológica si nota una hiperqueratosis o un engrosamiento de la piel, ya que posiblemente esté provocada por una alteración biomecánica o un exceso de presión en determinados puntos del pie a la hora de caminar.
Bibliografía
- Prats B. Alteración local de las partes blandas. Revista Española de Reumatología. 2003;30(9):503-507.
- Zalacaín A, Ogalla JM, García-Patos V. (2008). Atlas y sinopsis de enfermedades cutáneas del pie. Barcelona: Edika Med.